Vos
sos un soñador, un idealista, un utópico. Por más que puedas sustentar con
palabras tus ideas, no tenés la menor noción de la realidad, no tenés
pragmatismo, no tenés los pies sobre la tierra. En definitiva, no conocés
realmente cómo es la vida, cómo funciona la cosa. No entendés el mundo.
Sos
un utópico, y como tal, no servís a la causa del progreso ni al bienestar de
todos: solamente pensás ideas sin cuerpo, y pretendés solucionar problemas actuales con
proyectos irrealizables, proyectos imposibles, que son consecuencia de tu
desconocimiento de la realidad.
Sos
un soñador ingenuo, y en consecuencia, creés que poniendo más policías en la calle,
mejor equipados, mejor entrenados, más eficientes, mejor pagos, vas a poder
terminar con la delincuencia callejera.
Sos
naive. Sos un soñador que cree que
llenando las cárceles –o construyendo más, para que se encierre a más gente
desde edades más tempranas- vas a poder terminar con los robos, las rapiñas,
los copamientos, el miedo a salir a la calle, la inseguridad.
De
tan utópico, parecés realmente un estúpido; disculpame que te lo diga así. Creés que
con mano dura y la aplicación de
leyes más severas vas a poder mejorar algo.
Amigo
utópico, soñador que camina un paso rumbo al horizonte de la seguridad absoluta y ésta se le aleja un
paso: mientras haya un modo de producción como el que tenemos, mientras haya
personas que tienen cosas y otros que no, mientras se nos cuente que hay que tener esto o aquello y nos lo
creamos, mientras haya que pagar para comer, mientras haya que vender la fuerza
de trabajo al que tiene más plata, mientras ser
sea tener, tus propuestas para
“combatir la delincuencia” no son otra cosa que ideas utópicas alejadas de la
realidad, y si me apurás, además, son demagógicas.
En
estas circunstancias, en este sistema económico que defendés, siempre va a
haber alguien excluido, alguien que va a tener más que otro, y que va a tener
miedo de ese otro que tiene menos; que se va a sentir inseguro, que te va a
pedir que hagas algo contra esa inseguridad que siente. Para siempre.
Sos
muy ingenuo. Muy utópico. En esta vida, nene, hay que ser más pragmáticos. Hoy
en día, el mundo es para la gente práctica.
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