La
persona que roba en la calle no distingue entre quien tiene más y quien tiene
menos. Simplemente roba a quien más fácil de quebrantar le resulta, a quien le
va a traer menos inconvenientes.
“No
tiene códigos”.
Los
neoliberales y sus seguidores – como usted, si vota a alguno de los tres
partidos capitalistas mayoritarios- sostienen con palabras o con omisión de
palabras, que cada uno es responsable de su suerte, de su circunstancia, y que
ésta se corresponde con el esfuerzo que cada persona ha realizado: al que tiene
menos se le vincula a la vagancia o a la falta de capacidad y al que tiene más
se le vincula con el esfuerzo, la eficiencia y la capacidad.
Si
tiene poco es porque es vago. Pero si es evidente que se esfuerza, porque,
supongamos, trabaja 10 horas diarias, entonces, es porque no le da la cabeza
para más que esto que le tocó en suerte.
Si
tiene mucho es porque se esforzó. Pero si es obvio que no se esforzó, porque,
pongamos por caso, heredó todo, se asume que lo que tiene lo mantiene porque es
eficaz, porque es vivo, porque tiene capacidad. Está bien formado.
En
relación a esto se nos dan dos mensajes más: todo esto está regulado por el
mercado y el mercado es para el más apto, para el más vivo, para el más fuerte,
para el justo ganador de lo que tiene.
Unido a esto, viene el segundo mensaje: acá cada uno se las arregla solo. Acá
hay que ganarle al otro; a lo sumo ayudamos a la familia, a los conocidos, pero
nada más.
Acá
somos nosotros, los demás, que se arreglen.
Los demás, que se arreglen.
Es
curioso que el que te roba en la calle razone igual que los neoliberales: yo
quiero tu plata, no me importa quién sos, cuánto te cuesta comprarte esto que
te voy a robar; acá importo yo, importan los míos. Los demás, que se arreglen.
Es
curioso también que la reacción a esto
sea sacar más policías a la calle, subir las penas, reclamar mano dura, pedir
que se encarcele a más. Es curioso que se use un mismo mecanismo para cerrar el
círculo: acá lo que importa es que no me roben a mí, lo que importa es que no
roben o maten a los míos. Entonces a los ladrones los queremos lejos. A los que
se parecen a los ladrones, los queremos lejos. A los que se nos dice pueden
llegar a ser ladrones en el futuro, los queremos lejos. No importan su
circunstancia, ni sus razones.
Acá
somos nosotros, y los demás, que se arreglen.
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