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martes, 4 de febrero de 2014

05. Es política: cosa de negros.

Siempre me resultó difícil entender mi gusto/obsesión por la Historia nacional (como utilizo la palabra “nacional” refiero a una “nación”, por lo tanto no me refiero a los uruguayos, sino a nosotros, los argentinos orientales, pues por mucho que les duela a algunos, Argentina es nuestra nación; otro día ahondaré en esto); a lo que voy, es que siempre me costó hacerle entender a otro porqué a mí me parece tan importante leer Historia nacional, regional. El motivo es claro: entender el presente. Pero esa razón es para la mayoría algo abstracto, y para aquellos a quienes las abstracciones les cuestan, les suena simplemente a una mentira. Por más que no lo es. Y los entiendo. A mí me pasa con otras cosas.
Se necesita la Historia para entender el presente. A lo mejor, un buen modo de hacerme entender sea a través de un ejemplo:
Hablando hace unos días con una señora bastante culta, de superficie progresista y tal vez esencia socialista, comentábamos sobre la situación de los negros en el Uruguay; comentábamos su situación de precariedad, las desventajas en la competencia en el libre mercado que su partido dice no defender pero tanto defiende, su marginación, comentábamos cómo los blancos se apropian de algunos rasgos destacados de su cultura (el candombe por ejemplo) y bajo ningún concepto lo intercambian por algunos valores propios de la cultura blanca (como los medios de producción, por ejemplo); difícil encontrar un patrón negro, fácil encontrar una candombera blanca. Y que se me entienda bien: lejos estoy de querer patrones y de disfrutar del candombe, sean blancos o sean negros. Lo segundo, en verdad, me da igual.
Con la señora progresista disimuladamente a favor del libre mercado conversamos un poco más, hasta que llegó el momento cumbre: “es que ya llega un momento que depende de ellos (habla de los negros); la esclavitud se abolió hace trescientos años, un poco ya tienen que superarlo”.
No, no. Para nada cierto, señora. La esclavitud se abolió por ley en 1842, durante el sitio de Montevideo, pero no se terminó de poner en efecto hasta un año después de terminada la Guerra Grande, en 1853. Y luego se siguió vendiendo esclavos a Brasil durante un tiempo largo, porque allí todavía era legal. Pero tomemos la fecha simbólica de 1853 como abolición de la esclavitud. Se van a cumplir, este año, 161 años de la abolición. No 300. 161. Esto es el tiempo que ocupan dos personas de 81 años, en tanto una nazca, viva sus ochenta y un años, y al morir nazca la otra. Es decir, hace dos personas de 81 años atrás de corrido, había personas que eran dueñas de otras personas. Y eso era legal.
Saber este detallecito a lo mejor venga a explicar alguna de las dificultades sociales, educativas, de vivienda, de poder, y de autoestima que vive la población negra. Porque no es que de 161 años a esta parte todo haya sido genial para los negros.  
Un lindo ejercicio que le propuse a la señora y que extiendo a quien esté leyendo esto, es el siguiente: ¿Habrá algún esclavista en nuestro árbol genealógico? ¿Algún negro de los que conocemos o vemos diariamente, no será descendiente de un esclavo de alguno de nuestros antepasados, apenitas 161 años atrás? Yo creo que eso debería cambiar un poco la perspectiva que les damos a las razones de la desigualdad social.

Nomás digo que vendría bien leer un poco de Historia para entender algunas cosas. Leer Historia es hacer política. Hoy. 

2 comentarios:

  1. ah pero qué buena hora que elegí para leer esto. muy genial

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  2. Gracias. Si lo leés más tarde a lo mejor no te parece tan genial. La hora en que lo leés influye pila.

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